El lujo de encontrar el trabajo que te hace feliz
Una mañana, como cada día, encendí el ordenador con la esperanza de ver un mensaje para ir a hacer una entrevista.
Buscando en un portal de anuncios de trabajo, vi que se necesitaba una recepcionista urgente. Sin más, como el que echa a la lotería, me lancé a la aventura, si no probaba, no podía saber si habría suerte. ¡Y qué suerte! A los pocos minutos, recibí una llamada, querían que fuera a hacer una entrevista al día siguiente en una consulta quiropráctica. No daba crédito pero estaba llena de alegría. Ese día no sé el motivo, fue como si algo bueno estuviera a punto de pasar.
Tuve mi entrevista con el Dr. Santaella. Cuando entré en su consulta fue como si algo me dijera “esto es lo que has estado soñando”.
La entrevista no fue de lo más habitual, había algo más que no sé explicar, una amabilidad que en todos mis anteriores trabajos no había tenido. Fue diferente.
A día de hoy todavía recuerdo cómo comenzó a crecer mi curiosidad por esta profesión. En este momento fue donde empecé a saber qué era la Quiropráctica. A los dos días recibí la llamada para empezar a trabajar, no me lo podía creer.
El primer día de trabajo fue inolvidable, empecé a conocer a los pacientes y ver cómo era un día normal en la consulta. Desde ese día y hasta hoy la ayuda del Dr. ha sido y es fundamental en mi trabajo. Apoyo, enseñanza, ánimo y chute de autoestima junto con la colaboración para que sea un trabajo en equipo que haga que todo fluya y que los pacientes desde que entren por la puerta hasta que salgan de la consulta se encuentren a gusto. Eso ayuda en su mejoría. Así, cuando tienen que volver a la consulta también se acuerdan de cómo han sido tratados, un punto importante en la recuperación.
Cada mañana, me levanto con el ánimo óptimo para ir a trabajar. Para mí todos los días son de aprendizaje y me da pena escuchar a conocidos o amigos lamentándose por sus problemas en el trabajo o por sus deseos de que llegue un fin de semana o unas vacaciones. Yo hago el trabajo que me gusta y nunca pienso en un día libre, estoy siempre dispuesta a cada jornada de trabajo.
Un día normal me gusta llegar con el suficiente tiempo para tener la consulta a punto para cuando llegue el primer paciente. Todo colocado, ordenado, limpio. Preparados para la primera consulta del día.
Es muy satisfactorio ver cómo en la sala de espera o cuando algún paciente está hablando conmigo se inician conversaciones grupales, todos estamos compartiendo experiencias y situaciones que nos ayudan a cada uno de diferente forma y tomando nota de lo que puede ser interesante para cada persona en particular. Se genera un clima de apoyo entre todos que a mí me satisface.
Hace unos meses se ha incorporado a la consulta la Dra. Santaella, no sé qué decir más sobre la familia Santaella. Será que nunca me había encontrado con personas tan llenas de corazón. La Dra., el Dr. y yo formamos un equipo genial. Me dan la confianza para expresarme, dar opiniones para la mejora de la consulta, comentamos qué sobra, qué hace falta… yo estoy en contacto con los pacientes y percibo sus demandas, eso es importante a la hora de ir dando pasos para mejorar nuestro servicio.
Hoy en día, después de más de cuatro años trabajando con el Dr. Santaella me siento feliz por todo lo que llevo aprendido, compartiendo con los pacientes y porque ha sido una evolución para mí, para nada ha sido un trabajo, más bien una experiencia que me encanta realizar cada día.
Y así cada día, día a día haciendo lo que me hace feliz.
Encontré el sitio ideal, a la gente ideal que hace que una jornada de trabajo sea algo más que ir a trabajar. Enseñanzas, experiencias, todo un aprendizaje diario.
Mi agradecimiento a la familia Santaella en particular y a los pacientes en general que con su actitud me apoyan y ayudan a seguir en este camino.
Ana Castaño